Como podemos apreciar en el esquema, estar en nuestra mayor habilidad y con un desafío importante permite el estado de fluidez. La teoría del flujo, sirve además para clarificar algunas concepciones en donde algunas personas afirman que sólo bajo situaciones de presión o ansiedad crean. Quizá, ese estado de ansiedad o de estrés o de presión, es en realidad un estado que luego conducirá a la activación y, posteriormente, a la creatividad.
Aunque en general, se habla del estado de fluidez en relación a estados que suceden en la persona, una posibilidad para los que trabajan en procesos creativos es no sólo estar en el estado, sino generarlo a los usuarios del producto. Por ejemplo, quizá los diseñadores de páginas web podrían orientar su esfuerzo, bajo las premisas de la teoría de flujo.
Según el autor de la teoría del flujo, en la vida cotidiana, las personas se pueden dividir en dos grupos: las que están excesivamente preocupadas y las aburridas. Aparte de se encuentran las que “fluyen”, que no son encuadrables en ningún grupo.
Entonces desarrolló el concepto de fluir, un estado de euforia placentera producto de un alto rendimiento, con el cual:
– Hay un equilibrio entre el desafío y nuestras habilidades.
– No hay miedo al fracaso.
– La autoconciencia disminuye. Estamos tan envueltos en lo que hacemos que nos olvidamos de nosotros mismos.
– Acción y pensamiento están unidos. La mente sigue al unísono el desarrollo de la tarea.
– La actividad nos sorprende continuamente. Se tiene la sensación de estar descubriendo algo nuevo, aunque lo hayamos hecho muchas veces.
– La tarea es un fin en sí misma. No se piensa en el objetivo; nos gusta porque disfrutamos.
– No esperamos otra cosa. Se hace lo que se quiere hacer, sin pensar en que otra acción pueda llenamos más.
– Estamos seguros de lo que hay que hacer.
-Se distorsiona el sentido del tiempo. Aunque transcurran horas sumergidos en la tarea, nosotros las sentimos como si fueran minutos.
– Las distracciones son eliminadas de la conciencia.
Mihaly Csikszentmihalyi ha dado una serie de consejos para alcanzar el estado de fluidez del que nos habla en todo momento:
-Intentar hacer cada tarea como si fuera un juego.
-Concentrarse plenamente en ella.
-Buscar la trascendencia, el éxtasis.
-Fijarse una meta.
-Dejarse ir en el proceso.
-Vencer la apatía para realizar las actividades cotidianas menos gratificantes.
-Controlar el estado de conciencia.
-Buscar la máxima eficacia, no el máximo esfuerzo.
-No perseguir el éxito: mientras más lo busquemos y lo convirtamos en una meta, habrá menos probabilidades de que lo consigamos. Según, Mihaly Csikszentmihalyi, el éxito, como la felicidad, debe ser una consecuencia de la dedicación personal hacia algo más grande que uno mismo. Esto es lo que separa su teoría del flujo de las técnicas clásicas de búsqueda de la felicidad.
Concluyendo, a mayor flujo que experimentemos en la vida diaria, más probable es que nos sintamos felices en general.
El vínculo entre el flujo y la felicidad depende de si la actividad productora de flujo es compleja, si conduce a nuevos desafíos y de esta manera al crecimiento personal y cultural.
Por último, otra de las conclusiones que he podido realizar durante el debate, es que tanto nosotros, los terapeutas ocupacionales, como nuestros pacientes, vamos a poder experimentar la sensación de fluidez, por ejemplo, a la hora de conseguir una meta establecida en algunos de nuestros pacientes, con lo cual nos sentiremos autorrealizados.