Reflexiones del Ps. Lucas Machado.
“Me gusta decir que la incertidumbre es la única certeza que tenemos, lo que significa que la vida, en esta modernidad líquida o interregno, es un experimento constante. Todo puede suceder, pero nada puede ocurrir con certeza absoluta. Es una situación en la cual las viejas costumbres ya no funcionan, son poco fiables, pero la nueva situación, más efectiva, más adecuada, no se ha inventado todavía, la única fuente de sabiduría desaparece, no hay autoridad suprema y los nuevos no son anunciados aún”
SOBRE EL AMOR
Pienso que el amor es una noción y condición muy ambigua. Por un lado, están los elementos del enfoque económico erótico, ya que el amor es muy posesivo. Realmente desea anticiparse a los deseos de su pareja, y querer anticipar siempre llevará el peligro de la coerción debido a que las ideas de su pareja pueden diferir de lo que usted cree. Por otra parte, existe también un elemento timótico de respeto y reconocimiento humano. Amor significa asimismo cuidar de la pareja, y cuidar de la pareja significa cuidar de su individualidad, singularidad, subjetividad, no tratarlo como un objeto, como en el amor posesivo. De modo que existen dos elementos conflictivos en las relaciones amorosas, probablemente sea el tipo de actitud más inquietante y riesgosa, lo que la liquidez hace es exponer esa ambigüedad.
En la modernidad sólida, en cambio, usted debe institucionalizar que la idea de amor es la unión de dos compañeros, santificados mediante el ritual del matrimonio, y es eterna. Lo que se hizo en el Cielo, ninguna fuerza humana puede disolverlo, lo que significa que la modernidad sólida construye una suerte de muro que protege esta unión, y dificulta su disolución. Tuvo aspectos desagradables, ya que si los compañeros se odiaban, tuvieron que hallar algún modus operandi para hacer de esta horrible vida algo soportable. En la modernidad líquida no contamos con estas restricciones, estas limitaciones, y por ende las relaciones humanas también se convirtieron en vulnerables.
Una costumbre muy común en la actualidad de la población joven es no precipitarse al casamiento. “Vivamos juntos y veamos cómo funciona”. Pero el resultado de esta actitud es que incluso los desacuerdos más pequeños se convierten en grandes crisis. Y en lugar de intentar resolver la dificultad y llegar a algún tipo de acuerdo, consenso, se piensa como cuando su iPhone no funciona: simplemente, lo desecha, compra otro. Cuando no funciona… otro barco está a la espera. Si el mercado del amor es enorme, ¿por qué no cambiar?
Es que tienen que llevar a cabo este esfuerzo. El amor no es un objeto encontrado, el amor se construye. Es un esfuerzo que dura toda la vida. De otro modo, la vida se convierte en una larga cadena de comienzos, los cuales tienen muy poca continuación, y un final muy abrupto. No hay otra manera de cumplir el deseo de amar o de ser amado. El amor no es una receta para una vida fácil. Para una vida feliz quizás, pero no para una fácil. Requiere mucho trabajo.
La pareja no fuerza la obligación en uno pero, precisamente, hace la demanda silenciosa sin articularla en palabras necesariamente. Esa demanda no es clara, tiene que completarla para hacer sentido de ella. Es muy complejo y no se puede explicar de forma sencilla, el amor por definición no es simétrico, incluso si ambos miembros de la pareja se aman, desde el punto de vista de cualquiera de ellos, no es simétrico. Si usted y yo estuviéramos enamorados, mi amor siempre va a ser un poco mayor que el suyo, no espero retribución, no hago cálculos. No espero retribución, no estoy calculando qué puedo ganar, no estoy calculando cuánto ha hecho él o ella por mí ni cuánto estoy haciendo yo para ver si nos equipara. Todos estos cálculos están en discusión.