“He aprendido que todos quieren vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en subir la escarpada” Gabriel García Márquez
En la prevención y tratamiento de los problemas de comunicación en las parejas, nos encontramos cada vez más frecuentemente que ya no se trata sólo de recapacitar y reconstruir una relación de pareja preexistente y que alguna vez funcionó satisfactoriamente. Más bien nos encontramos con el problema de construir una pareja inexistente como tal, ya que se trata de asociaciones muy tenues y frágiles formadas por dos individualidades que exigen que el otro cambie o que sea “igual a mí.”
MP 2846. Colegio de Psicólogos 2º circunscripción Rosario.
Nadie viene a este mundo para hacer felices a los demás. Es una ilusión congelada acerca de la pareja que empuja constantemente a elegir irracionalmente un destino ingenuo cortoplacista y a tomar al otro imaginario como medio para un fin o culpable por lo que no me da. Donde es posible llegar sin viajar para dar el gran salto a un insuficientismo psicológico, disociado del proceso, la capacitación, el diseño, y el esfuerzo que requiere cualquier empresa o proyecto. Y cuando estos mitos predominantes no se ajustan a las diversas circunstancias de la pareja, sobreviene la frustración y con ella la posibilidad para la violencia y la destrucción familiar. Nadie puede sentirse realizado, sin haberse independizado de antemano; aquellos que no conocen esta autosatisfacción, o no les parece ser suficiente estímulo, se ven catapultados a la vida prematuramente, atrasados en recursos en un mundo cada día más complejo.
Hoy son muchos los jóvenes que sin proyectos consistentes, se satisfacen en la inmediatez de una seudopareja atándose a “certezas ansiolíticas amorosas preferidas”, una “mezcla híbrida de necesidad y deseo” que Watzlawick denomino un abuso de “terribles sobresimplificaciones” adoptadas social e inconscientemente, para dar rumbo y propósito a la vida de la gente, controlando los sentimientos de angustia y vacío. El cumplimiento de un deseo amoroso no necesariamente produce felicidad, solo nos defiende transitoriamente de la infelicidad.
La experiencia clínica demuestra que para acceder a una vida plena de entusiasmo, parece ser indispensable que se produzcan, simultánea y/o sucesivamente elcompromiso con dos deseos convergentes, en el área laboral y en el área sentimental respectivamente. El deseo de tras-ascender hacia lo mejor de uno mismo en un proyecto de superación personal y el deseo de trascender dicha realización en solidaridad compartida con otros significativos, también capaces de tras-ascender y trascender con la propia superación y la del otro.
Los integrantes de una pareja que carecen de un proyecto de superación personal se deterioran rápidamente hacia un mutuo empobrecimiento progresivo, que termina en aburrimiento de soledad compartida o en esperanzadores “bises” compartidos de “los tuyos, los míos y los nuestros”
Según Sergio Sinay ”El matrimonio fue instituido para disciplinar a sociedades desprolijas, para que un orden social obligue al cuidado de los hijos, a la transferencia de herencias y otros ítems. Entró en crisis cuando las personas se hicieron más autónomas y empezaron a elegir a su pareja más allá de los mandatos familiares, cuando se escogieron por amor”
Amar no significa relacionarse. Una cosa es el afecto, y otra cosa es vincularse en un orden que no se deduce del amor. No hay reglas preestablecidas, a las relaciones hay que pactarlas y negociarlas. Las personas que interactúan entre sí “negocian” continuamente entre las necesidades de ser amado y de amar, pero sin perderse en el otro, borrando la propia individualidad.
Las intervenciones terapéuticas buscan entonces, transformar los presupuestos infalibles, con metas inalcanzables, en supuestos cuestionables, con opciones viables, para una felicidad creíble. Esta desnaturalización o relativización de las “terribles sobresimplificaciones cognitivas” que empujan a elegir un destino de inseguridad y malestar, recuerdan que existe otro tipo de orden más responsable de altruismo recíproco, para la generación de bienestar mutuo, centrado en la dignidad del respeto por el otro y por sí mismo.
“Cuando el deseo deja de ser una tentación para convertirse en un proyecto, que incumbe a ambos géneros, el placer se jerarquiza, entonces se empieza a conjugar el verbo compartir” José Abadi
A mayor pereza intelectual e incertidumbre, más pensamiento mágico. En este contexto, la ampliación de un espacio de aprendizaje abierto a la clarificación y rectificación de estos “pseudodeseos tranquilizantes preferidos”, nos permite salir de cualquier trampa cultural, que niega al sujeto la capacidad de un conocimiento real de su condición de existencia. Para que los sueños no se conviertan en verdaderas pesadillas diurnas, lo mejor es despertarse.