Carta de Freud a Einstein
Viena, setiembre de 1932
Estimado profesor Einstein:
Dicen que en comarcas dichosas de la Tierra, donde la naturaleza brinda con prodigalidad al hombre todo cuanto le hace falta, existen estirpes cuya vida trascurre en la mansedumbre y desconocen la compulsión y la agresión. Difícil me resulta creerlo, me gustaría averiguar más acerca de esos dichosos. Yo lo considero una ilusión. Es claro que, como usted mismo puntualiza, no se trata de eliminar por completo la inclinación de los hombres a agredir; puede intentarse desviarla lo bastante para que no deba encontrar su expresión en la guerra.
Saludo a usted cordialmente, y le pido me disculpe si mi exposición lo ha desilusionado.
Sigmund Freud