La cooperación no es sólo una cuestión de “actitud”, ni de “idealismo”, ni de “voluntad”. El hecho más importante de la cooperación es que requiere de habilidades concretas. Destrezas que se pueden desarrollar, que pueden ser aprendidas, que se van consolidando a lo largo del tiempo.
Esta es la idea principal que propone Richard Sennett en su libro Together (Juntos. Rituales, placeres y políticas de cooperación). El autor de, para mí, la obra maestra “El artesano”, en donde profundiza sobre el vinculo entre la creatividad, los oficios, las obras y la motivación intrínseca de los seres humanos.
La cooperación se puede aprender como un oficio, como un arte/técnica, que exige saber hacer que algo suceda, hacerlo bien, utilizando herramientas adecuadas, incorporando hábitos, y refinándolos a lo largo del tiempo… Al igual que hace un violonchelista con su arte o un alfarero con su oficio.
Este aprender a cooperar va mucho más allá de las comúnmente denominadas “habilidades sociales”: hablar en público, desempeñarse en reuniones, manejarse con cortesía, conversar políticamente o crear empatía para lograr una venta.
Las habilidades para cooperar se incluyen dentro de lo que Sennett denomina “capacidades dialógicas”, es decir, un tipo de habilidades sociales sustentadas en actividades bastante más profundas:
• Aprender a escuchar cuidadosamente
• Desarrollar el arte de la diplomacia
• Saber encontrar puntos de acuerdo y estar preparados para manejar desacuerdos
• Poder evitar la frustración en discusiones complejas
• Construir vínculos en el largo plazo
• Experimentar probando nuevas opciones e incorporar los cambios a lo largo del tiempo
• Observar a otros y comunicarnos teniendo en cuenta gestos, entre líneas y señales poco evidentes
• Compartir y recrear rituales junto a otras personas
• Cultivar el arte de la conversación exploratoria
Sennett no sólo plantea que la cooperación requiere una serie de habilidades de tipo artesanal, sino que sostiene que las habilidades que las personas desarrollan en cualquier actividad artesanal son especialmente útiles en el arte de cooperar.
Por ejemplo, las habilidades vinculadas al “hacer” y al “reparar”. Los artesanos que logran llegar a ser buenos en hacer algo, desarrollan un conjunto de habilidades físicas que luego pueden ser aplicadas a los aspectos sociales de la vida.
Lejos de quedarse en el estereotipo del artesano solitario que, sin ayuda, trabaja la madera en lo alto del monte para bajar a ofrecer sus piezas al pueblo una vez al mes, Sennett enfatiza en la riqueza de los vínculos sociales que se generan en talleres, laboratorios, salas de cirujías, peluquerías o cualquier espacio especialmente dedicado al logro de un objetivo primordial: hacer bien las cosas.
Vivimos en un momento en donde la creatividad ya no se puede entender como aquella habilidad a la que recurrimos cuando no sabemos hacer algo. La idea caricaturesca del creativo que “se da maña para todo” debe ceder su lugar a un modelo de creatividad en donde es esencial el conocimiento y las habilidades bien cimentadas.
El valor de algo creativo no está sólo en su originalidad. La originalidad de mala calidad no es creatividad, es solamente novedad circunstancial. Fácilmente reemplazable y olvidable.
Sennett llama la atención acerca de cómo la sociedad moderna nos ha ido des-calificando en lo que se refiere a la cooperación. La perspectiva cortoplacista de muchos de nuestros trabajos laborales, por ejemplo, es una de las causas de este debilitamiento en lo que se refiere a nuestra capacidad para cooperar.
Esto es especialmente importante en un momento de la historia en donde “crear” y “cooperar” son dos verbos cada vez más difícil de diferenciar.
La noticia de la comprobación de la existencia de las Ondas Gravitacionales es impactante y, según los científicos, marcará una nueva mirada sobre el Universo. Pero, para mí, es igualmente significativo advertir que el paper de la investigación no está firmado por una (o dos, o tres) personas sino por 1.000 científicos de 16 países diferentes que trabajaron durante 25 años para obtener este logro.
Selección de artículos recomendados por el Dr. Ernesto Rathge, Director Científico y Fundador de Red Psicoterapéutica. Coordinador General del Curso Psicoterapias Resolutivas Focalizadas Nivel 1 y 2.