Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia
Ps. Patricia M. Gascard
Hoy recordamos el día Día dela Memoria, por la Verdad y la Justicia. Los psicoterapeutas sabemos de la importancia de la memoria y el entendimiento en los procesos elaborativos. Verdad y Justicia son dos condiciones necesarias para la comprensión de los sucesos y transformación de lo traumático. “Si la memoria se vuelve algo intocable y sagrado es lo más parecido al olvido”[i] La memoria precisa de un proceso activo y dinámico donde presente y pasado se integren en una producción novedosa.
Lo que hoy recordamos es la destrucción y el salvajismo de la dictadura apostando a que no se repita. Esa prevención tiene que ver con la creación, con la revisión de las matrices del autoritarismo y la violencia.
Hoy a 38 años del golpe militar la elaboración no sólo está en el recuerdo de las víctimas y el pedido de Justicia sino en la implicación de cada uno en la construcción de una sociedad que permita una regulación de la anomia, la disminución de la violencia, desde el cuidado de la legalidad y legitimidad.
La dictadura pervirtió la ley, el orden del cuidador. El estado tiene la obligación ética de atender al bien de sus ciudadanos y no puede arrasar con la legalidad del cuidado en nombre de la autoridad que su función le confiere.
Las consecuencias de este accionar perduran en el tiempo. La dificultad de generar una cultura respetuosa, donde se desarrolle la autoridad sin desidia ni autoritarismo, con pautas claras en el cuidado del otro. El desafío sigue siendo la equidad, el aumento de la heteronomia, el registro de cada persona en relación al otro generando niveles de autodeterminación[ii].
Necesitamos la implicación ciudadana. La transformación del paradigma bueno-malo, inevitable en una primera etapa para ordenar la emocionalidad, a una lectura seria que nos ayude a entender el comportamiento de las personas frente al horror.
“Se podrá decir entonces, en una primera aproximación, que la memoria literal, sobre todo si es llevada al extremo, es portadora de riesgos, mientras que la memoria ejemplar es potencialmente liberadora. Cualquier lección no es, por supuesto, buena; sin embargo, todas ellas pueden ser evaluadas con ayuda de los criterios universales y racionales que sostienen el diálogo entre personas, lo que no es el caso de los recuerdos literales e intransitivos, incomparables entre sí. El uso literal, que convierte en insuperable el viejo acontecimiento, desemboca a fin de cuentas en el sometimiento del presente al pasado. El uso ejemplar, por el contrario, permite utilizar el pasado con vistas al presente, aprovechar las lecciones de las injusticias sufridas para luchar contra las que se producen hoy día, y separarse del yo para ir hacia el otro.”[iii]
Hoy tenemos el tiempo suficiente recorrido para continuar manteniendo el recuerdo vivo de las víctimas, dándonos un espacio para entender y pensar nuestro presente desde lo transgeneracional. Para no condenarnos a repetir es necesario recordar y elaborar. Pensar las consecuencias más delicadas de la dictadura, comprometiéndonos a una mirada que haga un ejercicio activo utilizando la “memoria ejemplar” potencialmente liberadora. “Sacralizar la memoria es otro modo de hacerla estéril. Una vez restablecido el pasado, la pregunta debe ser: ¿para qué puede servir, y con qué fin? ” [iv]
[i] Rubén Chababo en Palabras del Director del Museo dela Memoria de Rosario, 24 de marzo de 2013.
[ii] Seminario Apertura Red Psicoterapéutica “Aportes dela Psicoterapia. Estado dela Cuestión” Dr. Ernesto Rathge.
[iii] Todorov, Tzvetan. Los Abusos de la memoria, Paidos, 2000, Barcelona, pp. 11-60.
[iv] opcit 3
Imagen adaptada del Día del Holocausto ONU