Ya estamos transitando un nuevo año, un nuevo tiempo, y desde este lugar que ocupamos, promovemos y dinamizamos, nos hemos propuesto rescatar el valor del cuidado de la salud integral de niños, niñas y adolescentes, focalizando en su alimentación.
Los humanos somos criaturas omnívoras, portadoras de libertad y adaptabilidad. Este hecho fundamenta nuestra autonomía y nos brinda la valiosa facultad de subsistir y ajustarnos a los cambios del medio.
Es por ello que convencidos del lugar destacado que una alimentación saludable se merece en las diferentes historias de vida, queremos compartir con ustedes: colegas, padres, docentes, compañeros de camino, algunas reflexiones.
La alimentación humana comporta una dimensión imaginaria, simbólica y social. Nos nutrimos de nutrimentos (nutrientes) pero también del valor simbólico que le conferimos a los mismos. Al ingerir alimentos de origen vegetal o animal, incorporamos no sólo una sustancia nutritiva sino también una sustancia imaginaria, un tejido de connotaciones y evocaciones significativas que acompañan la mesa ancestral y familiar. La comensalidad ha ocupado un lugar en la mesa, y debe seguir haciéndolo, renovada.
El alimento absorbido nos modifica desde el interior y modifica así el estado del organismo y su naturaleza conforme a su identidad.
El alimento consumido nos transmite analógicamente sus caracteres, produciendo en el cuerpo efectos buenos o malos, saludables o dañinos y en este sentido podemos considerarlo como el primero y principal medio que interviene directamente sobre el cuerpo.
Un gran esfuerzo venimos dedicando a la promoción de aquellas conductas y hábitos que entendemos, colaboran en el crecimiento y desarrollo sano y saludable de nuestros niños y adolescentes. Y analizamos con mayor detenimiento aquellas situaciones particulares que implican profundizar en la mirada y en la intervención.
Ahora bien, este desafío surge de la confrontación. A diario enfrentamos nuestras propias ideas y convicciones a las que surgen de la Sociedad y la Cultura en relación a los nuevos hábitos, conductas, gustos y preferencias. Y aquí, la omnipresente comparación hace su aparición y nos obliga a la toma responsable de decisiones.
¿Qué sugiero? ¿Qué indico? ¿Cómo diseño hoy la manera de acompañar responsable y saludablemente a un niño, niña, adolescente o familia?
Detenerse a repensar el presente, con el enorme peso de una posmodernidad “que nos consume” es un deber para los profesionales que protegemos y defendemos a este grupo etáreo. De aquí surgirá la importancia otorgada a una alimentación saludable que permita a cada sujeto contribuir a legitimar su identidad.
Habremos vivido tiempos u ocasiones felices, saludables, tristes o enfermantes, y tendremos, inexorablemente, otros momentos que de igual modo se le parezcan. Por lo tanto, nos proponemos cambiar el enfoque, abandonar la historia del pasado cómodo y conocido, aprender a transformar el presente, como única herramienta segura y eficaz para la construcción de un nuevo futuro feliz y saludable para nuestros niños, niñas y adolescentes.
”El hombre degusta el medio, siente el gusto del mundo, lo introduce en su cuerpo, forma parte del sí”
Mijail Bajtin
Imagen Artsonia Art Museum – “Pear Still Life Inspired by Cezanne”