Se encierra en su mundo, es huraño y poco social. Los papás comienzan a preguntarse que pasa con ese chiquito que no disfruta la compañía de otros.
Psic. Patricia Gascard » Coordinadora del Área Web y Capacitación. Coordinadora Focus Orientación a Padres, Pareja y Familia
El autismo es un trastorno que está incluido en los llamados Trastornos Generalizados del Desarrollo. (T.G.D.). Estos se caracterizan fundamentalmente por una importante dificultad en el establecimiento de relaciones sociales, la comunicación (con diferentes grados de complejidad) y comportamientos repetidos sin diferenciación en forma insistente e irracional, llamados en el lenguaje profesional conductas estereotipadas. Es un serio problema y requiere la colaboración de todo el grupo familiar y un equipo de profesionales.
¿Cómo se expresa en un niño esta problemática?
Las manifestaciones aparecen antes de los 3 años, pueden ser inicialmente poco claras lo que genera muchas veces que los padres tengan un sentimiento de sorpresa hacia el hijo pero no se direccionen concretamente hacia una consulta profesional, que es de suma importancia ya que la detección temprana permite implementar el tratamiento adecuado y lograr resultados positivos que mejorarán su calidad de vida y el futuro desarrollo como adulto.
Los indicadores más importantes en los primeros 18 meses de vida, para realizar un abordaje temprano están vinculados a que los progenitores observen algunas manifestaciones que hacen presuponer riesgo de autismo:
Manifestaciones tempranas
• No mira a los ojos más de unos segundos, ni muestra sonrisa de imitación cuando se le habla o sonríe, como respondiendo al adulto.
• Tiene dificultad o desinterés en seguir con la vista un objeto, sentirse atraído cuando se le habla realizando vocalizaciones (hacer trompita, gesticular diciendo uhhh, ooo).
• No responde a su nombre, ni señales. Esta suele ser la primera señal inquieta a los padres pensando que puede ser sordo porque no contesta cuando lo llaman.
Manifestaciones posteriores
• Muestra escaso interés por jugar con otros niños y juegos de escondite (cucú, taparse la cara con un trapo y descubrirla).
• No se sorprende o angustia en presencia de desconocidos, ni mira la cara de sus padres para comprobar la reacción frente al peligro o lo extraño.
• Los padres los describen como muy “independientes” porque buscan la forma de conseguir cosas por si mismos sin pedir ayuda.
• Se angustia ante los cambios imprevistos y manifiesta berrinches agudos.
• No se observan juegos simbólicos como preparar comidillas, servir agua (sin hacerlo realmente) que integran al otro, sino que disfruta realizando la misma rutina con los mismos objetos (en forma insistente e idéntica).
• Usa la llamada comunicación instrumental, llevando a las personas hacia los objetos y, para señalar algo de su interés, toma el dedo del adulto.
• Utiliza los bloques sólo para llevarlos a la boca, tocarlos o tirarlos y no para construir.
• Generalmente no lleva a sus padres objetos, juguete de su interés manifestando escasamente curiosidad.
• Mira de manera fija o al vacío como sin saber dónde ir.
Diagnóstico temprano
Si los padres o el pediatra consideran que un niño puede tener esta problemática es fundamental la evaluación precoz. La misma deberá estar a cargo de un equipo conformado interdisciplinariamente, que conste de: psicólogo, fonoaudiólogo, docentes especiales, psicomotricista y /o kinesiólogo, terapeutas ocupacionales, musicoterapeutas, psicopedagogo. Lo más conveniente es una institución que incluya a todos los profesionales en el mismo equipo para una mayor coordinación en todas las prácticas que se establecen y disminuir el agotamiento de los papás llevando al niño en una peregrinación interminable de especialistas. Como toda situación que afecta el desarrollo de los cuanto más organizado y serio es el equipo de trabajo más orden y avance se produce para el niño y su entorno.
Extraído de http://www.yocrezco.com/2009/09/autismo-como-podemos-saber-si-nuestro-hijo-es-autista.asp