Mediación: Recurso facilitador de resolución de conflictos familiares.
La familia es una institución cuyo anclaje delimita la organización de sus miembros con la finalidad de potenciar y facilitar el desarrollo personal de sus integrantes. Esta función de la familia es clave en la sociedad y en este sentido podemos decir que el grupo familiar crece con y por sus miembros, tanto como crece el individuo. Son altamente determinantes las valoraciones que la misma otorga a cada uno de ellos, desde la apariencia física hasta las capacidades, habilidades y desempeños.
El autoconcepto como manifestación de nosotros mismos se alimenta de las distintas representaciones que podemos tomar como resultado interactivo con el medio en el cual nos movemos, siendo de este modo la familia constitutiva de la identidad personal, como imagen profunda del sí mismo con la cual nos proyectamos hacia afuera.
La familia transmite un modelo social, cultural, político e histórico mediante el cual cada individuo orientará su vida a través de un mapa interno que le permitirá el modelaje subjetivo del mundo. A medida que nuevas experiencias modifican su esquema del mismo, también cambia su mapa, a la vez que el conflicto se va instalando en el sistema; la familia como organización, va perdiendo el control y se produce un desequilibrio que se evidencia con la ruptura del orden jerárquico donde el juego de poderes entre las partes en conflicto se halla en una situación crítica y con una jerarquía desestabilizada. Se trata entonces de restablecer un nuevo acoplamiento estructural, una manera participativa en la cual quienes están en una posición determinada dentro del sistema deben ajustarla en relación a los otros, reflejando nuevas posiciones entre los actores.
La intervención de un tercero desde la mediación habilita un orden externo que sostiene la heterarquica organización familiar en torno al conflicto, evitando que una actitud diferente en relación al mismo se convierta en motivo de descalificación del otro.
El mediador debe ser neutral e imparcial, eludiendo trasladar sus propios valores y prejuicios, centrando su intervención con escucha activa,
comunicación empática, control de las propias emociones y del proceso, con capacidad anticipativa para detectar posibles bloqueos.
Francisco Hidalgo, define a la mediación familiar como un “Acto Familiar” (1) que como tal requiere de un encuadre especifico, es un acto de
voluntad que nace del compromiso de la persona con su familia quien acepta la participación de un tercero imparcial y pertinente que contribuya a reestructurar un nuevo orden jerárquico, constituyéndose la mediación, de esta manera, en “un acto “de competencia y capacitación. En este sentido se puede decir que el mediador no limita la capacidad de cambio de la familia sino que por el contrario la descubre y la habilita mediante recursos y mecanismos propios que le pertenecen a misma en su modo.
La mediación, inscribe en beneficio de la familia un proceso de cambio, posibilitado por una praxis de intercambio entre el mediador y los mediados, quienes traen una posición frente al problema y respuestas propias para resolverlo.
(1)<Mediación y Orientación Familiar (Vol. II) J. Henri Bouché – Francisco L. Hidalgo>