por Antonella Rodriguez
Al nacer, cada niño posee una “semilla” que lo hace único y especial. Esta semilla es su esencia, su verdadero ser, dentro de ella está todo su potencial. Sólo hay que descubrirla y hacerla germinar, y para ello, los primeros años de vida son fundamentales, sin olvidarnos que cada niño posee su propio ritmo de desarrollo y sólo se puede comparar con sí mismo. Aún así, existen parámetros promedio del desarrollo evolutivo infantil en sus diferentes áreas, que funcionan como guía para identificar posibles riesgos y actuar en consecuencia. Desde la fonoaudiología se pautan estrategias de atención precoz – dentro de un contexto interdisciplinario – en aquellos casos donde se observen posibles compromisos en las áreas de la comunicación y el lenguaje, cognición, audición y/o alimentación, y para esto es necesario que el entorno del niño pueda conocer y reconocer posibles signos de alarma para acudir a una consulta lo más temprana posible.
Se enumeran a continuación ítems de riesgo fonoaudiológico a tener en cuenta en los primeros años de vida:
• Comunicación y lenguaje:
✔ 1° año: Ausencia de intención comunicativa; escasas emisiones.
✔ 2° año: Interacción ineficaz; lenguaje restringido; ausencia de lenguaje.
✔3° año: Desinterés en las interacciones; lenguaje ininteligible, fallas en la comprensión.
• Cognición:
✔1° año: Indiferencia ante los juguetes; no aparición de indicadores de afectividad: sonrisa social, angustia del 8° mes, comprensión del No.
✔ 2° año: Ausencia de capacidad imitativa; conductas perseverativas.
✔ 3° año: Limitada capacidad para elaborar un juego; permanencia del esquema de acción exploratorio visual – manual.
• Audición:
✔ Antecedentes de riesgo auditivo;
✔ Predominio de comunicación gestual;
✔ Ausencia de respuestas ante las pruebas auditivas.
• Alimentación:
✔ Sintomatología respiratoria: aspiración, ahogo, tos.
✔ Sintomatología deglutoria de causa orgánica o funcional: ausencia, exacerbación o persistencia de reflejos orales, succión débil, reflujo faríngo-nasal, vómito.
✔ Incoordinación respiración – deglución.
Conclusiones.
Resulta importante entonces, tener en cuenta que el rol de los padres en este proceso de desarrollo y crecimiento es esencial. Aquellos padres que interactúan directa y activamente con sus hijos desde los primeros días de su vida posibilitan un mayor desarrollo psicomotor y favorecen un mayor apego, así como estimulan una mayor integración social futura en ellos. Se invita a todos los padres a descubrir a sus hijos, a saber cómo son, cómo se mueven, qué quieren, qué necesitan, qué les gusta, qué no, cómo se calman, por qué se estresan, dónde miran, qué miran, con qué se conectan, a encontrar su propia individualidad y su propio ser, pudiendo accionar con inmediatez ante la aparición de cualquier signo de alarma.