En la clínica actual, llegan innumerables consultas sobre cómo poner límites a los niños, ya que los mismos, según los padres, no lo registran.
Para abordar la temática, es necesario tener en cuenta que vivimos en una sociedad donde prevalece la cultura del goce, es decir, que no hay lugar para el sufrimiento y que, por lo tanto, todo está permitido si garantiza la felicidad. Ello se potencializa en aquellos niños con patologías graves, ya que los adultos expresan, en la mayoría de los casos, no poder decirles que No porque les da culpa, poniéndose en evidencia la dificultad para inscribir tiempos de espera necesarios para el desarrollo subjetivo de todo niño más allá de su diagnóstico.
Por lo tanto, los adultos y su posición frente a los propios límites están implicados en la transmisión de la Ley a través de los dichos y de las acciones que envuelven al niño cotidianamente y que le devuelven una idea de sí mismo.
Tal es así, que el vínculo que establece el niño con las figuras de autoridad, puede tener diversas significaciones, es por ello, que resulta conveniente consultar al profesional psicólogo para que el rótulo “es así porque tiene Trastorno del Espectro Autista”, “se porta mal porque es Hiperactivo” no responda por el sujeto, y se pueda pensar qué es lo que se pone en juego en cada uno de los síntomas que los niños presentan, teniendo en cuenta la singularidad de cada consulta y ubicando ese padecer en el contexto familiar y social en el que el niño está inmerso.
Por tal motivo, el trabajo con los padres en la clínica con niños es fundamental para poder escuchar en qué lugar está alojado el sujeto niño e introducir preguntas en relación a la mirada que los padres tienen hacia las posibilidades del mismo y a su vez, detectar cuál es el uso instrumental que los adultos hacen de las palabras, ya que muchas veces, ellos mismos se destituyen de ese lugar de autoridad: “no puedo, me da lástima que llore, lo reto pero después le pido perdón”.
Poner límites es un acto de amor, es no subestimarlos; y la infancia es un momento privilegiado para otorgar al niño posibilidades de crecimiento mediante el atravesamiento de los conflictos propios de cada etapa independientemente del diagnóstico.
La Ps. Lucía Rattaro recomienda el siguiente artículo periodístico publicado en el año 2008: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/el-dificil-arte-de-poner-limites-a-los-chicos-nid992130
• La foto de este post pertenece a Arwan Sutanto, publicada en Unsplash